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sábado, 15 de agosto de 2015

El espiritismo


        



       En La casa de las flores muertas, habita un curioso personaje, Madame Borem, que dice ser una aristócrata francesa huida del terror que ha conllevado la Revolución en su país. Ahora, se dedica a cuidar de Lady Mary Rose, la condesa de Chandler.
       Un médium o clarividente es aquel capaz de establecer contacto con su subconsciente y, desde allí, acceder a realidades no ordinarias. No se trata tanto de una actividad extrasensorial como de una sensibilidad extraordinaria hacia zonas poco conocidas de la actividad psíquica y eso permite al médium actuar de mediador en fenómenos parapsicológicos o en comunicaciones con los espíritus.







      El auge del espiritismo moderno abarca la segunda mitad del siglo XIX hasta, aproximadamente, la II Guerra Mundial, sin embargo, clarividentes han existido siempre, desde el brujo de la tribu al Oráculo de Delfos. En 1857, Allan Kardec, pseudónimo de Hippolyte Léon Denizard Rivail, publica en Francia El libro de los espíritus y a partir de ese momento, donde la afición por el tema se contagia a Estados Unidos, no solo se multiplican los espiritistas, sino que el espiritismo se mezcla con antiguas creencias, misticismo y, sobre todo, espectáculo. Este autor, había oído hablar del fenómeno de las “mesas parlantes” y, debido a su interés, logró ser testigo de inexplicables acciones relacionadas con “mesas ambulatorias” y “escrituras automáticas”. A partir de ahí empezó su estudio sobre todo lo relacionado con manifestaciones de espíritus. Persuadido de la existencia de una región espiritual habitada por almas inmortales desencarnadas con las que era posible comunicarse, se decidió a examinar una voluminosa colección de escritos psicográficos que le proporcionaron amigos espiritistas interesados en su juicio y empezó a asistir con regularidad a sesiones, preparado siempre con una serie de preguntas que le eran respondidas de «manera precisa, profunda y lógica», a través de los sujetos a los que el espiritismo denomina «médiums», porque actúan como intermediarios en las comunicaciones con las supuestas almas desencarnadas.



     
       Pero Kardec no "inventa" el espiritismo, solo lo sistematiza. No fue ese el libro que dio entrada a la irracionalidad frente a la racionalidad de la Ilustración, sino que había sido El castillo de Otranto, de Horace Walpole, que vio la luz en 1764 e inauguró la llamada novela gótica. En ella, un espíritu en busca de venganza, o de la reposición de una herencia legítima, se comunica con los vivos a fin de hacer justicia. Con esta novela, los fantasmas y la irracionalidad reclaman su lugar en un movimiento que vendrá a ser conocido como Romanticismo. A partir de aquí, su aparición fue constante.
Si, por el contrario, alguien estaba interesado en desacreditar a los espiritistas fue el sector del ilusionismo. El primer mago que se dedicó a desenmascarar médiums fue John Nevil, quien, después de distintos estudios y de asistir a muchas sesiones, escrbió el libro Lo sobrenatural en 1892, firmado conjuntamente con el psiquiatra Lionel A. Weatherly. “No existe, ni nunca ha existido, un médium de ninguna clase que no haya usado trucos o engaños”, concluía después de décadas de investigación el que, con el tiempo, sería el patriarca de una famosa estirpe de ilusionistas.
        Sobre este obsesión de los ilusionistas por desenmascarar a los espiritistas, últimamente hemos podido ver la película de Woody Allen “Magia a la luz de la luna”, protagonizada por Colin Firth.
         Y, vosotros, ¿qué pensáis? ¿creéis en el espiritismo?

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