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miércoles, 28 de octubre de 2015

Reseña de Adagio en primavera, por Elena Bargues.

      Si hay una escritora en el panorama nacional ante la que me quito el sombrero (y no el de la señorita Whittemore) es Elena Bargues. Y si hay algo que da calidad a la novela es la verosimilitud, algo que ella logra en cada frase de su maravillosa escritura. Enamorada de "Tú, como el viento sur", y leyendo ahora su trilogía "El ducado de Anizy", hoy me ha sorprendido con la reseña de mi Adagio que ha colgado en el grupo de facebook "Romántica Adulta Islas Baleares".
     Agradecida, la reproduzco:

" «ADAGIO EN PRIMAVERA» de Jane Kelder (Editorial Tombooktu), reseñada por Elena Bargues.
No es la primera novela que leo de Jane Kelder, pero sí la más completa. No voy a entrar a comentar su estilo, que es impecable –construye perfectamente las frases, domina el vocabulario-, como ya sabemos todos los que la hemos leído. No obstante, siempre había echado algo de menos en sus historias, tan correctas que les faltaba vida. «Adagio en primavera» es lo que yo llamo una novela «redonda»: estilo, personajes, trama, todo perfectamente orquestado para introducirnos en el ambiente victoriano del pueblo de Horston. ¿Qué tiene de diferente a sus anteriores novelas? Sin dudarlo, sus personajes: unos personajes bien definidos que despiertan pasiones o recelos en el lector, diestramente conducidos por la pluma de Jane. Son muchos los vecinos de Horston, luego ha debido de ser una labor titánica cuidar cada detalle en la formación de sus perfiles: el alcalde, el banquero, el hotelero, el vicario; en fin, los vecinos que configuran una población y también todos los caracteres: el gruñón, el afable, el apocado, la envidiosa, la cotilla…
En la puesta en escena pone el mismo cuidado de siempre y nos regala con una bien documentada sociedad inglesa en la que los acontecimientos históricos, económicos y sociales del momento, encuentran eco entre sus bien narradas líneas. ¿Y alguna otra cosa más que no sepamos? Por supuesto, en esta ocasión Jane Kelder me ha sorprendido con una trama policiaca que me ha envuelto y me ha obligado a participar en la búsqueda del asesino junto con los vecinos de Horston. Maneja personajes y pistas como una consumada maestra del género, añadiendo un ingrediente infalible a esta novela de romance que la convierte en única y en lo mejor que he leído de Jane Kelder, hasta el punto de haberme convertido en una lectora asesina. ¿Mi crimen? Un personaje de ficción que sobrepasa mi paciencia, ja,ja,ja. Espero que empaticéis conmigo y me socarráis en tan sangrienta labor. Un diez y mis mejores deseos a una consumada escritora, Jane Kelder."

martes, 27 de octubre de 2015

THE TUBE (o el Metro de Londres)



         En Adagio en primavera, cuando el señor Holstead viaja a Londres en busca de su hijo, queda impresionado ante el metro de Londres.

      Tras la primera Revolución Industrial, gran parte de la población rural se desplazó hacia las ciudades en busca de trabajo y mejores condiciones de vida y eso hizo que comenzara una superpoblación urbana. Las ciudades crecieron y, en concreto, Londres, se convirtió en una de las más pobladas del mundo. Los problemas de logística, comunicación y congestión inundaron Londres y su periferia. Ese fue el motivo por el cual, a mediados del siglo XIX, y aprovechando unas obras en la ciudad, Charles Preston decidiera apostar por la construcción de accesos subterráneos al centro de la ciudad.




      En 1851, con la celebración de la Gran Exposición, se materializa el proyecto con la construcción de la primera línea, conocida como la North Metropolitan Railway. En principio, el diseño de la red constaba de una especie de cabinas atmosféricas impulsadas por aire comprimido y por las vías circulaban locomotoras de vapor. La autorización para su construcción no se logró hasta 1854 y, una serie de retrasos, debido a problemas financieros y de otra índole, hicieron que no se inaugurara hasta el 10 de enero de 1863. Este día, el metro fue usado por cuarenta mil pasajeros y la frecuencia de los trenes era de diez minutos. 

     La primera sección del metro realizaba inicialmente un trayecto entre Paddington (Bishop’s Bridge) y Farringdon Street, una estación temporal cerca de la que actualmente se encuentra en Farringdon. 

    La técnica utilizada se llamó cut and cover y permitía escavar túneles en un primer nivel de profundidad. Se excavaba una zanja en todo el recorrido planeado para la vía y después se cubría el túnel con un techo de vigas de acero o algún otro tipo de material. No fue hasta el siglo XX donde, con técnicas más avanzadas, lograron excavarse túneles a mayor profundidad. 






     La línea fue ampliada en repetidas ocasiones y, en 1880, ya la usaban hasta cuarenta millones de pasajeros al año. En 1884 se finalizó la línea conocida actualmente como Circle Line (Inner Circle por entonces).

    El metro, en Londres, enseguida adoptó el apodo de El tubo, aunque en realidad, las originales “tuve” eran las circulares de una sola vía. Sin embargo, el nombre enseguida se extendió a todo el circuito del metro.



    En 1905, la mayoría de las vías fueron electrificadas y las locomotoras, sustituidas por trenes eléctricos. 

     Hoy en día, existen 274 estaciones, muchas de ellas han cambiado de nombre y cuarenta han sido abandonadas o reubicadas a lo largo de sus cuatrocientos ocho kilómetros de vía, aunque no todas bajo tierra. Algunas han desaparecido y otras están casi intactas y el transporte underground transporta más de tres millones de pasajeros diarios.

domingo, 25 de octubre de 2015

Primera reseña de Adagio en primavera

   ¡Hola, gente! Os dejo la primera reseña que he encontrado de Adagio en primavera, en el grupo de facebook "Mi rincón de lectura". No es la primera vez que Natalia Martín Hernández me lee, ni que me reseña, pero os aseguro que sus palabras me han sentado como agua de mayo.
   Aquí os la dejo:  

 " Buenas tardes, hoy me gustaría compartir con vosotros mi reseña de Adagio en primavera de Jane Kelder.

SINOPSIS:  
     En el pintoresco pueblo de Horston la muerte de la nueva mujer del alcalde perturba el sosiego cotidiano y desvela viejos secretos de sus habitantes, mezclados con las eternas pasiones del amor, la venganza y la ambición.
       En 1866, un idílico pueblo del sur inglés verá perturbada su tranquilidad tras el asesinato de la mujer del alcalde. Ese hecho coincide con el derrumbe de las acciones del ferrocarril y varias familias se esforzarán en ocultar su situación económica al resto de vecinos.
     En este ambiente turbio y en el que todo el mundo sospecha de todo el mundo, Dankworth se enamora de Elizabeth Holstead, la hija de un hombre que le debe mucho dinero. Pero esa misma deuda hará que ella lo aborrezca y lo vea como un enemigo.
     Mientras, el subinspector encargado de investigar el asesinato nos presentará uno a uno a los sospechosos del crimen e iremos conociendo mejor a los habitantes de un pueblo que, hasta ahora, había vivido tranquilo y orgulloso del coro que dirige el coadjutor de la vicaría.
     ¿Podrá el amor triunfar entre tantas sospechas y comentarios perniciosos?


OPINIÓN PERSONAL:

        De nuevo os presento un libro de Jane Kelder y nuevamente estoy encantada, ésta es la tercera novela victoriana publicada de la autora, todas son distintas entre sí, tanto en el contexto histórico específico, en los personajes, en los lugares en los que se desarrollan y lo más importante en las historias de amor. Sin lugar a dudas Jane está abriéndose camino en el mundo de las letras, no lo tiene fácil porque su literatura no es comercial aunque está bellamente escrita, entretiene, divierte y además tiene una ambientación histórica muy detallista y magníficamente integrada, yo confío en su pluma y en nosotros los lectores que haremos de ella una escritora conocida.
       Adagio de primavera nos traslada a un pueblo inglés y allí encontraremos todos los tópicos y típicos personajes que esperamos encontrar, escandalizados y revolucionados por un asesinato y por el derrumbe de las acciones del ferrocarril. A través de ágiles y cuidados diálogos vamos conociendo a todos los habitantes quién más y quién menos guarda sus secretos, todos y ninguno son sospechosos para el lector y para el investigador del caso. ¿Cómo podría definirlo? Imaginad que Miss Marple hace un viaje en el tiempo y se traslada a un libro de Jane Austen .Un pueblo típicamente inglés de mediados del XIX con sus cotillas incluidas, con un subinspector, con una aspirante a detective y… bueno tendréis que leer el libro para saber quién es el asesino.
      No penséis que Jane Kelder se ha olvidado de la historia de amor o que queda descuidada por querer ocultar al asesino, nada más lejos de la realidad, Elizabeth la protagonista femenina lleva al lector por el camino de la amargura y la risa cómplice, en algunos momentos uno querría poder meter las manos en el libro y zarandearla pero claro nosotros gozamos de información privilegiada que ella desconoce o no quiere conocer…Respecto a Dankworth, el protagonista masculino, me declaro enamorada, me encanta, desde las primeras páginas hasta el final y no puedo entender a la cabezota de Elizabeth, cuándo leas el libro amigo lector me dirás si coincides conmigo.
      La prosa de este libro está tan cuidada como en todas las obras de la autora, los diálogos han mejorado con respecto a los libros anteriores y las interacciones entre los dos enamorados son magníficas.
    Podría contaros más cosas de Adagio en primavera pero dejaré que cada uno de vosotros descubra a los personajes y las pequeñas historias que encierran en sus hogares. Obviamente muy recomendable y deseando leer el cuarto libro de la autora."

martes, 20 de octubre de 2015

LA CRISIS ECONÓMICA DE 1866.




          La acción de Adagio en primavera está situada en 1866, coincidiendo con la crisis económica, de carácter mundial, que en aquellos momentos se produjo. El estallido de la burbuja del ferrocarril hizo estragos entre los accionistas y provocó la quiebra del Overend & Gurney Company.


  
 
         El banco Overend & Gurney Company había sido fundado a principios del siglo XIX. Desde el primer momento, una de las bases de su negocio fue el de la compraventa de letras de cambio con un descuento y se expandió rápidamente, llegando a doblar la facturación de sus competidores. No solo sobrevivió a la crisis de 1825, sino que llegó a prestar dinero a otros bancos y se ganó la fama de ser “el banquero de banqueros”.  






         Tras la muerte de Samuel Gurney, en 1856, descuidó su liquidez a favor de la inversión, apostando sobre todo por la compra de acciones del ferrocarril, cuyo valor, en aquellos momentos, no cesaba de aumentar.
        Sin embargo, las acciones del ferrocarril se fueron hinchando hasta convertirse en burbuja y, cuando estalló, muchos de sus inversores quebraron. Este hecho no afectó solamente a Inglaterra, también al resto de Europa y a América, pues el ferrocarril se hallaba de expansión por todo el mundo para facilitar el comercio.
        El Overend & Gurney Company tuvo que solicitar ayuda al Banco de Inglaterra, pero le fue denegada. El 10 de mayo de 1866 se suspendieron los pagos y al día siguiente el pánico se extendió a través de Londres por las grandes ciudades de Inglaterra y las familias que tenían allí sus depósitos, no podían retirar sus ahorros y vieron perder su dinero y esperanzas.  El banco entró en liquidación en junio de 1866.




         Se descubrió que los directores de la compañía habían hecho fraude en la publicidad en la que ofertaban sus acciones en el prospecto de 1865 y fueron juzgados en Old Bailey. Sin embargo, el Presidente del Tribunal Supremo, sir Alexander Cockburn, dijo que solo eran culpables de un grave error, no de conducta criminal, y el jurado los absolvió. En cambio, condenó al asesor. 

     





domingo, 4 de octubre de 2015

La abolición de la esclavitud.



       Uno de los temas que se trata en La casa de las flores muertas es el de la esclavitud. En 1802, Michael Tash está desilusionado con un Napoleón que había partido de los ideales ilustrados y ahora los estaba traicionando. Entre otros, el principio de igualdad nada tenía que ver con su reposición de la esclavitud.
       Antes de la Revolución Francesa, Marqués Pombal había abolido la esclavitud en Portugal y en las colonias de la India en 1761, pero no en las colonias portuguesas de América.
            Francia, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en 1794, declaró la abolición de la esclavitud, pero en el  Nuevo Continente ya habían comenzado revueltas en distintos lugares, aunque solo triunfó en Saint-Domingue en 1791. No era la primera vez que los esclavos se rebelaban, pero esta vez, encabezados por Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines, y apoyados por los hougan (hechiceros o sacerdotes vudús), los esclavos tomaron las armas y se levantaron contra los franceses hasta conseguir la victoria.  





 




            Aunque el gobierno francés de 1792 les concedió la ciudadanía a aquellos hombres de color, la libertad estaría más lejos de lo que esperaban. Tal pronunciamiento generó una oposición en los blancos burgueses y blancos artesanos de la isla, quienes tuvieron que aceptar, en 1794, la decisión de la abolición de la esclavitud en las colonias francesas.
El general negro Toussaint Louverture, que durante las guerras entre Gran Bretaña, España y Francia participó en los bandos españoles y luego en los franceses con el fin de expulsar a los británicos de la isla, vio su objetivo de libertar a los esclavos cada vez más lejano. Tras varias batallas y estrategias militares para la expulsión de los británicos de la isla, esto se logró a mediados de 1798. Pero las hostilidades entre los mulatos y los esclavos continuaron y Napoleón traicionó sus ideales ilustrados y quiso intervenir para no perder la mano de obra barata que le reportaban los esclavos. Jean Jacques Dessalines y Henri Christophe se unieron a Louverture contra las tropas francesas que el Emperador francés envió en 1802. Pero el ejército enviado desde Francia y comandado por el general Charles-Victor-Emmanuel Leclerc  reconquistó la isla para los franceses y Louverture fue capturado y en 1802, enviado a Francia y enjuiciado por Napoleón. 





Al morir Louverture en Besanson en 1803, su lugar como general de las tropas rebeldes esclavistas lo tomó Dessalines, quien derrotó a los franceses en la sangrienta batalla de Vertieres y proclamó la independencia de Haití el primero de enero de 1804.
             Tras esta derrota, Napoleón lanzó una campaña militar para exterminar a toda la población negra de sus colonias americanas de más de 12 años y traer en su lugar nuevos esclavos provenientes de África, más dóciles y sin la conciencia de que la libertad es posible.


            Gran Bretaña, junto con Portugal, prohibió la trata de esclavos a principios del siglo XIX, pero no fue hasta 1854 que fue abolida en todas las colonias británicas y, en 1869, en las portuguesas. Ya sabemos que en las españolas no ocurriría hasta décadas después.
            No puedo cerrar esta entrada sin recomendar el primer libro que escribió Víctor Hugo, Bug Jargal, en la que narra el amor de un esclavo negro hacia una francesa blanca con los levantamientos esclavistas de fondo.